
-Por qué será la gente tan mezquina y chismosa, Inés? -me comentó Cecilia.
-Les molesta que en vez de asumir el papel de amante abandonada me haya convertido en esposa feliz. Se regocijan al ver humilladas mujeres fuertes, como tú y yo. No nos perdonan que triunfemos cuando otros fracasan -le expliqué.
-No merezco que me compares contigo, Inés, no tengo tu temple -se rió Cecilia.
-Temple es una virtud apreciada en el varón, pero se considera un defecto en nuestro sexo. Las mujeres con temple ponen en peligro el desequilibrio del mundo, que favorece a los hombres, por eso se ensañan en vejarlas y destruirlas. Pero son como las cucarachas: aplastas una y salen más por los rincones -le dije.
del libro de Isabel Allende, Inés del alma mía. Este diálogo se dio, según la autora, allá por el 1550 en lo que hoy es Santiago de Chile.
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