Y ahí estaba yo. Numerosas caritas reflejadas en las burbujas del café que tomaba me miraban, intrigadas: ¿Qué harás después? Pero una vez que la fuerza de atracción de las moléculas de agua se llevó todas las finas películas de las burbujas hacia abajo, quedé sola con mi café, aún preguntándome lo que mis reflejos me habían preguntado. No lo sé, tratar de ser feliz como siempre y enfrentar lo mejor que pueda los problemas, tratar de ver el vaso medio lleno y alegrarme de que aún hay aguas que sacian mi sed.
miércoles, 5 de septiembre de 2007
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1 comentario:
es como si todas las voces que uno escucha en su cabeza se hayan materializado en burbujas dándonos la sorpresa de que somos nosotros mismos los que hablamos tanto allá aadentro...
bruja: te tomaste a vos misma?... o mejor: tomate la palabra y sé feliz!
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